Del fr. zinc, y este del al. Zink.

Según la RAE

Elemento químico metálico, de núm. atóm. 30, de color blanco, brillante y blando, abundante en la corteza terrestre en forma de sulfuro, carbonato o silicato, y usado en la fabricación de pilas eléctricas, en la formación de aleaciones como el latón, y en la galvanización del hierro y el acero. (Símb. Zn).

Nutricionalmente

El zinc es uno de los minerales que se consideran “elementos traza”, lo que quiere decir que la cantidad en la que está presente en el organismo y en la que necesita ingerirse a diario es pequeña (de miligramos/día).

No obstante, ser un elemento traza no le resta importancia a sus variadas y significativas funciones en el cuerpo. Al contrario, el zinc es el elemento traza más abundante a nivel intracelular, y participa como cofactor en numerosas reacciones enzimáticas y metabólicas del cuerpo, p.ej. contribuye a reforzar los sistemas antioxidantes, y está estrechamente vinculado en la expresión génica.

En Europa las ingestas recomendadas para la población se mueven entre los 2,9mg de zinc al día en el caso de los bebés, hasta los casi 12 mg/día para los adultos en los que la dieta es alta en fitatos (unos compuestos presentes en ciertos alimentos de origen vegetal, como los cereales, que disminuyen la absorción del zinc).

Los grupos de alimentos con mayor contenido en este mineral son, curiosamente, aquellos con alto contenido en proteínas, fundamentalmente mariscos (p.ej. ostras), carnes, lácteos y en cierta medida, huevos. Normalmente decimos que, al igual que ocurre con el hierro, el zinc presente en alimentos de origen animal tiene una mejor absorción que aquel proveniente del mundo vegetal, fundamentalmente porque en este caso, las fuentes de zinc también suelen ser altas en fitatos.

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